No Sé Si es Un Adiós o Un Hasta Pronto
Hace unos pocos días publicaba una versión “mejorada” del “Sentido de Luchar” una publicación que había realizado hace algunos meses. En esta nueva versión siempre los instaba a luchar, a nunca bajar los brazos y a tener esperanza y fe de que la tormenta siempre pasará y que a la vuelta de la esquina muy probablemente podremos estar encontrando nuestra auténtica felicidad.
Durante mi vida he tratado de ser consecuente entre lo que hago y lo que predigo. Hoy que me he aventurado de forma muy incipiente a lo que es la escritura, siento una obligación aún más pesada en relación a los paradigmas de mi vida y lo que llevan impregnadas cada una de mis letras. Siento que lo que escribo tengo que vivirlo. No he conocido otra forma o técnica de escritura más que esa. Vivir para escribir y escribir para ayudar. En cada uno de mis escritos también he querido combinar, como una técnica muy propia un poco de historia enlazada con hechos de nuestra vida diaria a fin de encontrar elementos que nos puedan ayudar a superar crisis internas y externas y sobre todo superar estados mentales que nunca nos ayudarán a realmente ver la luz del día, ni las maravillas que Dios ha hecho en nuestras vidas.
Les tengo que confesar que en estos momentos me siento un completo charlatán. Por un lado impregnaba energía en mis letras para contagiar a tantos lectores amigos, que tanto en público como en privado me han confesado cuanto les ha ayudado mis escritos, mis reflexiones y mis consejos. Pero al mismo tiempo tengo la necesidad de confesarles que he bajado los brazos y he dejado de luchar, siendo totalmente inconsecuente con mis letras y mi vida. En estos momentos he dejado que mis problemas dominen completamente mi mente, dominen completamente mi forma pensar, actuar, escribir y hasta vivir. He abandonado por completo la sendas de superación, de trabajo intenso y ganas de triunfar que tantos personajes en la historia me han inspirado durante este tiempo. Hoy siento una vida completamente sin sentido. Siento que mi alma abandonó mi cuerpo y los movimientos que hago los realizó meramente por inercia. Y para mí, en mi propia ética y moral que me he formado, estas actitudes son un completo engaño para tantos amigos lectores que me he encontrado en esta corta, pero gratificante experiencia de la escritura.
Siento que les he fallado y me he fallado a mi mismo. No sé cuando podré reencontrarme, pero mis circunstancias personales y la tormenta que hoy enfrento me tienen completamente a ciegas. No sé hacia donde ir, no sé donde cubrirme de la tempestad, solamente sé que quiero llorar y que no tengo ni fuerzas, ni ánimos, ni mucho menos energía para levantar mis brazos e iniciar o continuar con la lucha.
Desde lo más profundo de mi ser, quiero pedirles perdón por no ser consecuente en mi vida y en mi escritura. Lo que hoy siento quisiera arrancarlo de una vez para poder recuperar la sonrisa, sonrisa no tanto en mi rostro, sino la sonrisa de mi alma que es la que realmente me llena. No sé cuando podré recuperar mi paz, la paz que me permite concatenar ideas claras que puedan ser de utilidad para una persona que esté pasando por momentos difíciles.
Por tanto, mientras no pueda recuperar mi esencia, no podré seguir haciendo algo que tanto amo, como es seguir escribiendo, porque sería un completo engaño para ustedes. Y realmente no se lo merecen. Este es mi último artículo, el cual lo escribo con un inmenso dolor, por que Dios es testigo de cuanto amo escribir, leer para escribir y escribir para vivir.
Con todo mi cariño
Trajano.