AFRICANUS
Cualquiera que lee estas palabras lo primero que se le puede venir a la mente es pensar en el continente africano, junto con toda su historia, tristezas, alegrías, gente de raza de color, en fin, se te viene a la mente África y no solamente el continente en sí, muy seguramente amigo lector se te viene a la mente el Africano, su pueble, sus raíces.
Pues bien, a mi se me viene a la mente África pero en un sentido distinto. Pienso en Publio Cornelio Escipión hijo de un cónsul de Roma, siento solamente un joven de veinte y tantos años; se ofrece como General Romano, a fin de comandar dos legiones para combatir y derrotar a Aníbal, el temible general Cartaginés que había derrotado en un sin número de ocasiones a los ejércitos romanos tanto en Italia como en Hispania.
Roma sufre en esos momentos, estamos hablando entre los años 218 al 210 A.C. hay miedo, terror por el posible deslace de la guerra contra Cartago que ya había cobrado la vida de dos cónsules romanos y dos pro-cónsules. Los augurios son aterradores y nadie se atreve a pensar que una victoria sobre Aníbal y su gran ejército compuesto por 75 mil hombres y 60 elefantes sea vencido por ningún romano.
Publio, con una inmensa sagacidad, capacidad para sobre llevar la angustia y los dolores, las tensiones y el temor, logra conquistar Cartago Nova – la capital de los cartagineses en Hispania – en solamente 8 días. Este fue el inicio de la derrota que infringe Publio sobre Aníbal y su ejército, hasta expulsarlos completamente de los dominios de Roma. Es por esas victorias y por esa gran hazaña que se le conoce a Publio Cornelio Escipión como el “Africanus”.
Pero la idea de estas humildes letras no es dar una clase de historia que cualquiera la pueda buscar hoy por internet; sino que plantear una serie de ideas que hoy se me vienen a la mente sobre como Africanus pudo lograr tanto éxito en situaciones tan adversas.
Muchas veces nosotros como hombres nos enfrentamos a situaciones tan complejas que por mucho que nos digan o por mucho esfuerzo que hagamos se nos hace difícil poder encontrar una salida, una luz al final del túnel. Pero al final lo único que nos queda es creer, creer efectivamente en que existe esa salida y que tarde o temprano la situación por la que estamos pasando, a como dice la palabra, pasará y vendrán mejores días. Esa es la firme convicción que debemos de tener. Y estoy seguro que Publio Cornelio Escipión pensó en lo mismo. Que al final su ejército era inferior en número al de Aníbal, lo cual creaba una gran desventaja desde el punto de vista militar; pero al final decidió en creer en su estrategia, en creer que su plan sí funcionaría y al final eso fue lo que pasó. Tuvo el gran soporte de Cayo Lelio como su mano derecha; pero sobre todo el de Emilia, su esposa que en lugar de quedarse en Roma, decidió acompañar a su esposo para estar a su lado en las más difíciles circunstancias. Cuantos de nosotros quisiéramos tener en nuestra vida a una Emilia, asumo que la gran mayoría o todos; pero si no la tenemos, no debe ser motivo para desfallecer, no siempre se puede tener todo en la vida. Basta con creer. Cuando comiences a creer en ti mismo comenzarás a sentirte mejor, y sobre todo iniciará un proceso en tu vida en el cual, casi de forma milagrosa verás aunque sea un pequeño rayo de sol en medio de tu terrible tormenta.
Quien te está escribiendo estas líneas el día de hoy es un hombre que ha venido pasando y sigue pasando por las peores tormentas que un hombre puede pasar. Que ha derramado durante este último año una inmensidad de lágrimas de sufrimiento; pero que al final siente la convicción de que en algún momento, ese rayito de sol llegará. Siempre recuerdo las palabras de una persona que me decía: “Cada lágrima de sufrimiento que hoy estás derramando, Dios te las recoge y te las regresará en su momento en forma de lágrimas de felicidad”. Al final me toca creer en esa promesa. Hoy siento una gran soledad en mi vida. Pero también creo que esa soledad terminará muy pronto. Por eso clave está en creer, en creerte a ti mismo.
Hoy que estoy escribiendo estas líneas, en una inmensa soledad física y espiritual, pienso en Africanus, y pienso en todo lo bueno y lindo que hay en mi vida a pesar de la tormenta en la que vivo hoy. Tengo almas y corazones tan lindos por los cuales tengo que luchar que hacen que día a día, minuto a minuto luche conmigo mismo para creer, para creerme y sobre todo para creerle a Dios y sus promesas.
Veo en estos momentos a Cartago Nova conquistada por Publio, lo veo en el foro de Cartago Nova, viendo el horizonte, pensando en sus luchas pasadas, pero sobre todo pensando en las que han de venir, viendo en su horizonte a su Emilia, sinónimo de apoyo, fidelidad, lealtad, amor y sobre todo esperanza en un mejor mañana.