Aníbal Barca- El Gran General Cartaginés
Para aquellos que hemos sido amantes de la historia, hemos escuchado una infinidad de nombres famosos que han dejado distintas huellas en las inmensas páginas del libro de la humanidad. Existen tantos nombres en dicho libro, que hasta nos resulta muy fácil poder recordar algunos de ellos: Alejandro Magno – el gran conquistador -; Julio Cesar el gran emperador romano, Trajano – de los mejores emperadores que Roma pudo tener – Publio Cornelio Escipión, gran general romano, conquistador de Hispania, Triunfador de la Batalla de Zama en África y Victorioso en la Batalla de Magnesia en Asia en contra de las tropas del Rey Antíoco III. Podemos pasar también por la generación de los Reyes Malditos en Francia; empezando por el Rey del Hierro; en fin tantos nombres que han lograron obtener tanto éxito en sus roles que seguramente cualquier ávido lector se ha encontrado con alguno de ellos. También han existido otros que posiblemente no son tan famosos; pero que sus logros en el pasado y sobre todo en el campo de batalla, son mas que magistrales, excepcionales. Hoy les quiero hablar de Aníbal Barca, el Gran General Cartaginés.
La familia Barca era el clan familiar predominante en Cartago y gran parte de Africa entre los años 200 al 120 A.C. Aníbal era el hijo mayor de Amilcar Barca, otro gran general de Cartago, quien murió en combate en una de las incursiones que hizo Cartago a Hispania, que es lo que hoy conocemos como España. Amilcar murió en una emboscada que planearon algunas de las tribus locales. Aníbal que en ese momento solamente tenía 14 años se encontraba en la retaguardia de tropa y no pudo llegar a tiempo para salvar la vida de su padre. Los últimos suspiros de vida de su padre fueron viendo el rostro de su hijo.
Años más tarde, Aníbal ya siendo adulto comandó una de las guerras mas dramáticas y largas que el pueblo romano hasta ese entonces había vivido, incursionó junto a Asdrubal Barca – su hermano – y otros generales de Cartago en una invasión sin precedentes a Hispania y a la península Itálica, atacando directamente a Roma y sus dominios. Esta guerra entre Cartago y Roma duró un poco más de quince años. Aníbal planeó toda la estrategia de ataque en cada una de las incursiones; fue el responsable de la muerte de cinco Cónsules Romanos, y a cada uno de ellos ya muertos, les quitó su anillo consultar; por lo que; en su mano izquierda ostentaba los cinco anillos conquistados en batalla. Fue el responsable de la muerte en Hispania de Publio Escipión y su hermano; ambos comandando dos legiones romanas para detener el avance de Aníbal; pero todo quedó en una ilusión de los Romanos. Aníbal fue el más temido enemigo de Roma por muchos años. Llegó incluso a pasear a su ejército ante las murallas de Roma; sin la intensión de atacarlas, únicamente causando el pánico y miedo en la población romana ante la sola presencia de Aníbal en sus entornos. Aníbal estando en Hispania se casó con Himilce una princesa hispánica para forjar alianzas militares en esa región. Siempre la respetó, pero al final de su vida, mostró además de los siempre acostumbrados signos de respeto, mostró amor hacia su esposa.
Luego de quince años en guerra; las traiciones entre sus generales de Cartago y sobre todo, las traiciones del mismo senado de su pueblo fueron mermando su poder en Hispania e Itálica. Sumado a esos problemas, surge la figura en Roma de un joven general conocido como Publio Cornelio Escipión, el cual en sólo seis días tomó Cartago Nova y que posteriormente se convirtió en el gran general romano Publio Cornelio Escipión, conocido posteriormente como Africanus. Luego del empuje de Escipión y la traición del senado de Cartago hacia Aníbal la guerra llegó a decidirse en la batalla de Zama en África; donde Aníbal dispone de 60 elefantes de guerra. El relato de la batalla es más que fascinante, al final Escipión logra la victoria y conquista gran parte de África y por supuesto Cartago; de ahí el sobre nombre de Africanus.
Luego de la derrota de Zama, Cartago y su senado prácticamente obligan al destierro de Aníbal y tiene que vagar por muchos años y por muchos reinos entrenando tropas en África, Asia y otras partes del mundo antiguo.
Ante tantas traiciones y sobre todo de personas tan cercanas, Himilce siempre estuvo a su lado, al igual que su mano derecha militar Marmahal. Pese a todo lo que tenía en contra, Aníbal nunca perdió la fe y la esperanza y sobre todo, siempre tuvo la cabeza fría, eso le permitió tomar las decisiones acertadas en el momento más oportuno, incluso cuando tenía que correr por salvar su vida y la de su esposa por las múltiples traiciones.
Cuantos de nosotros perdemos la razón a la primera dificultad, a la primera traición o a la primera tormenta. En lo personal casi siempre un golpe de esa naturaleza me bota, me nubla la mente, no me hace pensar y desgarra mi corazón en mil pedazos, es una de las grandes tareas que la vida quiere que comience a mejorar. Lo que me queda de caminar en mi vida no siempre será un camino lleno de rosas; todavía vendrán tiempos de grandes triunfos como lo tuvo Aníbal por quince años acechando y atemorizando a los romanos. Pero vendrán también momentos complicados, difíciles, donde la vida misma y aquello que nosotros más amamos (esposa, hijos, padres, familia o lo que sea ) necesitará de nuestra mejor versión de humanos para poder saber llevar la coyuntura y poder librar las batallas internas y externas que hayan que librarse para que uno pueda salir de esos hoyos tan largos y profundos que están en nuestra mente y en nuestro corazón.
Ya hemos escrito en el pasado que es permitido llorar, un hombre, una mujer tiene todo el derecho de llorar cuando se siente mal o traicionado, pero los lagrimas no van a resolver sus problemas; será la actitud que tomemos lo que nos indicará el desarrollo para bien o para mal de la tormenta que estemos enfrentando.
Sigamos el ejemplo de Aníbal, padre de las estrategias, aunque nos cueste, aunque me cueste un mundo, NO tengo porque echarme a morir, tengo unos hijos maravillosos por los que tengo que luchar y lo mejor, cada nuevo día abro mis ojos a un nuevo día, tengo la oportunidad aún de construir un nuevo camino para mi existencia y la de los míos. Esto es lo que trato de pensar y hacer diario, no te digo que es fácil, muchas veces claudico, me voy a la cama y quiero no despertar, pero Dios me da la oportunidad de un nuevo día, lo cual significa que la batalla continúa y yo como General en Jefe de las Legiones de mi vida, tengo que dirigirlas y estructurarlas para una nueva batalla y así conseguir victorias gloriosas como las de Zama o Magnesia. No importa cuántos elefantes de guerra atacarán mis legiones. Si tengo mi mente fría, enfocada y sobre todo con la determinación de la victoria, el resultado no podría ser otro diferente a la de una clara victoria; lo cual significa un paso adelante en mi vida y un paso adelante para salir de la tormenta..
Trajano.