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El Manantial de Aretusa

El Manantial de Aretusa

Cuenta la historia que Aretusa era una ninfa, una ninfa de la diosa Artemisa. Alfeo, un río del Peloponeso, en Grecia, hijo de Océano y Tetis como la mayoría de los ríos griegos, se enamoró perdidamente de esa joven ninfa, pero esto enfadó a Artemisa de modo que transportó a su ninfa hasta la isla de Ortygia, no contenta con alejarla de Alfeo, decidió convertir a su ninfa en un manantial, el manantial de Aretusa. Desde ese momento Alfeo y Aretusa quedaron separados por una enorme distancia.

Pero convertir a Aretusa en un manantial fue un gran error de la diosa Artemisa, pues dicen que desde entonces el dios Alfeo empuja sus aguas hacia el mar y viaja cada  día hasta llegar al manantial de su amada y ahí mezclar su agua con las aguas de Aretusa y así, al unir sus aguas, se aman eternamente.

Esta historia la contó Publio Cornelio Escipión a Emilia su esposa justo antes de partir con sus “legiones malditas” hacia su invasión a Africa y especialmente Cartago y así poder terminar con catorce años de guerra entre Roma y Cartago. Había temor entre ambos, principalmente por el hecho de que Publio no regresara vivo pero al final siempre imperó el amor entre ellos y el amor trajo de la mano la esperanza de que al final se reencontrarían felices ambos y la hermosa familia que habían formado.

Nosotros, aunque estemos pasando por la mayor de las dificultades, al final nuestro último pensamiento deberá siempre estar  en el sentido positivo de las cosas; ya sea por el amor a una mujer, a tus hijos, a tus padres en fin tantas cosas y personas por las cuales tenemos que ser positivos y ser fuertes al momento de soportar los embates de las tormentas.

En otro momento les  escribiré sobre de la gran batalla de Zama en Africa, la cual definió la guerra, donde Publio con sus legiones aguantó la embestida de ochenta elefantes de guerra dirigidos por fiero general cartaginés, Aníbal. La narrativa de dicha batalla es simplemente fascinante.

Con esto te quiero decir, que al final de todo, creo que todo ser humano está llamado a amar y ser amado; pero también depende de nosotros abrir o cerrar la puerta de nuestro corazón a ese sentimiento. No importa cuanto te hayan herido, tampoco cuanto hayas tú herido. Al final tú mereces ser feliz y mereces ser amado; pero si nunca te das la oportunidad, no podrás experimentar la belleza de ese sentimiento. Un día alguien por ahí me dijo que hasta llorar por amor es bonito. No sé que tan bonito sea; porque si es llorar sufriendo por amor no me parece tan atractivo. Lo que sí es seguro que si estas derramando lágrimas de amor, estás demostrando que estás vivo, que sientes, que tu corazón no es de piedra, sino que de carne, que no eres un robot, y que sobre todo estas vivo y siempre que estés vivo hay un chance de que seas feliz; porque únicamente viviendo se alcanzar la felicidad. Si la felicidad fuese una fórmula matemática; el primero de sus componentes sería el vivir.

Así que te invito amigo lector; a que vivas, a que no te cierres al amor, ni cierres las puertas de tu corazón a un sentimiento o a una persona que puede estar ahí desde hace mucho tiempo tocando a tu puerta. Te lo digo; aunque muchas veces traiga su pizca de sufrimiento; vivirlo, sentirlo, gozarlo y sobre todo compartirlo. Créeme que vale la pena.

 

Con cariño

 

Trajano


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