Las Tormentas de la Vida
En muchos momentos de nuestras vidas siempre escuchamos hablar de las tormentas, de niños escuchábamos a nuestros mayores que una tormenta se aproximaba y por lo general todos en la casa, se preparaban para recibir la tormenta y, sobre todo, que dicha tormenta tuviese el menor impacto posible dentro de la casa y dentro de la familia.
Las tormentas de la vida son muy distintas. Hoy podemos anticipar cuando vendrá un huracán o una tormenta, saber el día exacto que llegará y hasta el momento preciso que pasará por tu casa. Las tormentas de la vida llegan sin avisar, sin anunciarse, no las puedas predecir y, por lo tanto, no puedes prepararte para los efectos o estragos que puede causar en tu vida. Y lo peor o más angustiante es que este tipo de tormentas no se mueve o tienen una velocidad de traslación igual a la de un huracán, se mueven lento, muy lento, casi imperceptible y en muchos podrían quedarse para siempre y vivir – si eso podría llamarse vivir – dentro de la tormenta permanentemente.
Hace algunos meses llegó una tormenta a mi vida, sin entrar a determinar las causas o los motivos. El hecho es que la tormenta llegó. No estaba preparado ni física y mucho menos emocionalmente para una tormenta de ese tipo. Siento que la tormenta no se mueve, no se va. He tratado de mil maneras como salirme de ella y no he podido, muchas veces he caminado con poca o casi nula visibilidad buscando el fin de la tormenta, o buscando algún tipo de horizonte que me indique que tan largo o que tan cerca está su final, todo ello sin ningún éxito. Aún siento que mi corazón, mi mente y mi alma continúan atrapados en el mero centro de la tormenta. En ese mismo lugar, donde te sientes más solo, donde sientes que nada tiene sentido, que, sin importar las causas, no te mereces esa tormenta y que, sobre todo, te sientes incapaz de salir de ella.
Con la gente que hablas siempre te dicen que toda prueba, toda tormenta pasa, espero que la mía pase. Y en lo personal me da pánico descubrir cuales fueron los efectos de la tormenta en mi vida; porque al igual que un huracán cuando pasa, tienes que ir a buscar si todo quedó bien, si derribó un árbol, si la casa quedó intacta, entre muchas otras labores que se tienen que realizar al paso de una tormenta. Con las tormentas de la vida pasa lo mismo; cuando estas en medio, únicamente estás pensando y echando todas tus fuerzas para poder salir. Pero cuando sales, tendrás que ver que tan devastadores fueron los efectos de la permanencia de dicha tormenta en tu vida. Pérdida de fe en Dios y en ti, desconfianza, dolor, tristeza, resentimiento, desánimo, entre otros. Toca hacer una reflexión profunda para descubrir realmente los efectos de dicha tormenta y lo peor o más dramático del asunto, es que nunca saldrás de la tormenta realmente, si no logras superar los efectos que ella ha sembrado en tu vida.
Trajano pasó por muchas tormentas de este tipo, la más aguda fue enterarse de la muerte de su entrañable amigo Cneo Pompeyo Longino o simplemente “Longino”, su amigo y compañero de toda la vida; además de ser aquella persona que de joven salvó la vida de Trajano en un accidente de caza, lo cual le costó ser lisiado de un brazo por el resto de su vida. Pero la lealtad entre ambos, el cariño, el respeto que se tenían era admirable. Por eso es que cuando Longino cae prisionero del Rey Dacio, comienza a llegar la tormenta hacia Trajano y ve en ella su máxima expresión cuando su amigo es asesinado. Trajano pasó meses con la mirada pérdida, con el corazón roto y, sobre todo, sin dar ni una sola orden a sus legiones; habían más de diez legiones romanas esperando la orden de su emperador para atacar distintos frentes y la orden no llegaba. Trajano durante ese tiempo era incapaz de gobernar su propio imperio, por el contrario, él sí era gobernado por la tristeza, por el dolor, por la decepción y sobre todo por el sentimiento de culpabilidad por la muerte de su amigo.
Trajano pasó mucho tiempo así, tratando de solventar y arreglar los efectos de su tormenta para así realmente poder decir que la había superado. Cuando esto pasó; Trajano emprendió una de las conquistas mas dramáticas y espectaculares, nunca vistas en la historia de Roma, cruzó el Éufrates, cruzó el Tigris, conquistó Cesifonte, venció a los Catafractos, luchó contra el fantasma de la “legión perdida”. Regresó no el Trajano de siempre, regresó El Gran Trajano.
Hoy en mi vida, estando en el mero centro de mi tormenta, tratando de salir de ella y sin saber si quiera los efectos devastadores que dejará; mi propósito será superar esos efectos y así como Trajano lo hizo, regresar más fuerte, más lúcido, más tenaz y, sobre todo, regresar a vivir y sonreírle nuevamente a la vida y sus misterios.